Coherencia de la que no hay

Hoy leyendo el dominical de El País me he llevado una grata sorpresa cuando veía como le daban cabida a un personaje de la política vasca que usualmente no la tiene, quizás más por él que por los mediatizados medios que informan tan mediocremente y que siempre están en medio. Se trata de Antonio Basagoiti, del cual depende la mitad y por tanto el pacto entre PP y PSOE en el País Vasco. En la entrevista, gracias a un Basagoiti cercano y deseoso de poner los puntos sobre las íes y, como no, de un hábil periodista, el entrevistado se desmarca de opiniones que empañan día a día los ojos de aquél que se levanta buscando respuestas a la pregunta de por qué voté al PP en las elecciones nacionales. Con la gallardía del que se siente independiente y a la vez interdependiente de un grupo político plural a su parecer, habla sin tapujos de Garzón. Lo hace desde el respeto que se merece un juez que ha encarcelado a mucho terrorista, pero también con la coherecia que se merece éste que en la semana pasada dejó suelto a un miembro reconocido de ETA por tener a la madre enferma. Una madre que todavía no se ha visto agraciada por la visita dee su más que enfermo hijo. Frente a los que piensan que PP va de la mano de la extrema derecha[dice ser de Juan José Millás en sus fotos comentadas], el carismático político dice sentirse molesto al ver cómo la Falange sigue teniendo poder en España. Basagoiti también habla de Gürtel con toda sinceridad. Su partido, que por supuesto y demostrado queda, ha estado lleno de mierda desde el los bajos hasta la solapa de los trajes, ha actuado desde Rajoy con absoluta lentitud según el candidato popular. No digo más de la entrevista, leedla si queréis. Sólo quiero comentar que durante la lectura de ésta he respirado un halo de aire fresco que ni se huele entre cospedales, aguirres y santamarías, ni tampoco entre los blancos, pajines y de las vegas. Con políticos como estos últimos lo único que hará este país será navegar entre uno y otro partido a lo largo del tiempo sin más pena que gloria. Unos manejando tramas corruptas por un lado por razones plenamente electorales y otros saltándo de alegría cada vez que la cifra del paro se acerca un poco más a los cinco millones. Esperemos que en ambos partidos mayoritarios se deshagan de totems como Aznar y González y den rienda suelta a políticos carismáticos como los que ahora surgen en el País Vasco. Que no nos hagan falta asesinos durante más de treinta años para que nuestros dirigentes se sienten y tomen cartas en los asuntos que afectan a todos.