Creo que así el blog es más atractivo, antes estaba en una época gris, ahora blanca y rollo R]TRO.

domingo, 6 de febrero de 2011

Operación Flequillo

Hoy es la segunda o tercera gala de OT que veo de esta edición. Soy de aquellos que se empaparon la primera edición y se fue desconectando del programa con la misma progresión geométrica que los concursantes fueron volviendo a sus quehaceres diarios de antes de entrar en la academia. Posiblemente porque lo poco agrada y lo mucho agota. Con ver un poco la edición uno me doy cuenta de que lo que de veras importa es la imagen que tengas y de que una fachada bien acicalada puede dejar vacía una cada a medio construir. Eso es lo que se lleva ahora. La moda, la dichosa moda de la imagen. Y me traslada al mundo árabe. Un mundo en el que se ve con total normalidad el uso del burka en la mujer mientras el hombre va como quiere. Es fácil criticar lo que no se conoce o lo que se conoce desde la lejanía sin criticar lo que tenemos bajo nuestro propio tejado, en nuestras revistas, en nuestra televisión, en periódicos, y en definitva en la calle. Somos capaces de criticar duramente la barbaridad que supone la imposición de una vestimenta que cubre el rostro de la mujer sin darnos cuenta de que no es tan dispar con respecto a lo que nos imponen desde los medios. ¿De veras es más esclava la que por cultura por tradición por imposición se pone dicho atuendo que la que o el que no sale de un gimnasio o deja de comer porque es lo que mandan los cánones de belleza de no se sabe quién? Lo veo igual. Salvando las distancias, ya que en el lado occidental es por ambos sexos (que viva la igualdad). Llegará el día en que las niñas gordas, no agraciadas o fuera de lo permitido por tal o cual revista no quiera salir de casa con las amigas porque se sienta diferente. Concretamente las chicas de nueva ormonación que rozan la mayoría de edad. En las noticias se trata de manera simpática que mujeres y hombres trasladen a especialistas su interés por tener la nariz de Gisele Bünchen, los pómulos de Jennifer López y los labios de la Jolie, cuando de verdad lo que eso significa es una absoluta enfermedad por lo estético que va a más en tanto en cuando endiosemos a una serie de personas que son como son de la misma manera que nosotros los mortales somos como somos. De esto en Telecinco saben un montón y así nos va, porque a ellos les va muy bien aun a sabiendas de que el resto va mal. Ya no importa una voz que haga sentir, una voz que haga llorar, una voz que haga reír, una voz que haga sentir. Ahora solo vale un producto que tenga los pantalones a la altura de la corva de las rodillas, y con un flequillo que no le deja ver (véanse los cabezazos que se pega Justin Bieber con puertas y cristales por la cabellera). Si no se toman medidas no ya de carácter judicial pero sí moral, terminaremos siendo esclavos de nuestra propia carne cuya función es la de recubrir un alma, un pensamiento, un sentimiento y seremos los menos indicados para condenar algo muy condenable como es el papel de la mujer en el mundo islámico y su tratamiento estético.

Pause

Hoy ha sido uno de esos días en que todo te da qué pensar. En quince días he visitado dos veces el tanatorio y ambas por muertes de padres de amigos íntimos. Ambos progenitores tenían cáncer cada cual con algún órgano importante afectado y los dos en pleno callejón sin salida. A los dos los conocía. Este fin de semana lo pasé en Sanlúcar en compañía de padre, madre y perro, porque aunque no presuma de ser muy familiar, después de estar enclaustrado de biblioteca y biblioteca me apetecía estar con los míos. A las cuatro de la tarde cogía un autobús que me llevaba a Plaza de Armas para ir a la misa por el citado fallecimiento y dado su tardanza en pisar territorio urbano, me dio por pensar. Pensar en lo volátil que es todo, las personas, los perros, los buenos ratos, las noches, los días, los niños, y en definitia la vida. Vamos dando tumbos de un lado a otro con una velocidad infame y hay veces en que es bueno parar, esperar, reflexionar. Soy de los que paso mucho tiempo en casa y me gusta charlar con mis padre, o como dicen ellos, discutir. Y en estos momentos en que pecas de empático y te planteas que lo que ayer le pasaba a uno y hoy a otro, mañana será a ti mismo, entran ganas de congelar los momentos en que soy capaz de respirar profundamente y sentir que soy feliz, que todo me va más o menos bien, que mi gente está muy bien y que nos tenemos los unos a los otros. A la vuelta de la misa, hablaba con una amiga y le decía que qué duro debía ser perder a tu padre sin que te hubiera visto ser alguien, algo, haberle demostrado que había conseguido el objetivo: casarme, tener hijos, y ser feliz. Ella me decía que todo padre, sea cual sea su final, estará orgulloso de su hijo. Me dejó más tranquilo. Visto lo visto me he propuesto dar más besos y abrazos a mis padres porque no me gustaría tener que arrepentirme de hacer cosas con ellos que en esta vida tan rápida y fusilánime no me diera tiempo por irresponsable y desagradecido. Cuando no hago caso a mi madre en alguna desición siempre me dice: "ya te acordarás de mi..." Es muy directa, como yo. Pero sé que tiene toda la razón. Yo le contesto: "no lo sabes tú bien."